domingo, 9 de octubre de 2016

"ILUSIÓN Y ESPERANZA" por Domingo Levato.

La ilusión es el motor de la vida, es el elixir que mantiene viva la llama de mirar el porvenir con entusiasmo y de seguir luchando para llegar al logro deseado.
EL QUE NO TIENE ILUSIONES ES UN MUERTO VIVIENTE; vive porque su corazón aún late, pero su cerebro está adormecido, entregado, sin mañana.
El ser humano necesita de ilusiones desde que tiene uso de razón, a medida que avanza en edad, sus ilusiones son más firmes, más cimentadas, mejor fundadas. MATAR LAS ILUSIONES ES SUICIDARSE, y para peor de males, seguir viviendo frente a la realidad, casi siempre amarga, con el corazón desesperado, muerto...
Si hasta para morir es necesaria la ilusión de la supervivencia del alma, de la individualidad posterior a la muerte corporal. Esta ilusión, vestida de realidad, para la mayoría de los que habitamos este planeta forma parte integrante de nuestra ilusión de vivir, de trabajar y amar.
¡Que triste es pensar en el futuro vacío, en la nada del más allá! Si no creyéramos en la supervivencia del alma, en la continuidad del YO, de acuerdo a la forma de pensar de cada uno, aferrado a la fe de nuestras creencias que sustentamos, la ida sería cruenta, desolada, sin perspectiva! Sin ilusiones la vida estaría habitadas por seres melancólicos, abandonados al vaivén de los años!
La ilusión y la esperanza son hermanas gemelas, marchan juntas tomadas de la mano, si se desprende de alguna de ellas se separa insensiblemente de las dos virtudes. Sin esperanza la vida se apaga lentamente, sin ilusiones el vivir no tiene alicientes; ambos son necesarios para tener deseos de vivir y luchar en este mundo pletórico de inconvenientes y de imprevistos aplastantes. ¡Qué se puede esperar de un ser descorazonado, cadáver andante, vencido y sin ánimos de comenzar! El ayer no cuenta, y si es sombrío, mejor enterrarlo silenciosamente. Todos los días tenemos que empezar de nuevo, el presente vale, el futuro debe ser una aspiración, una escalera a la que hay que subir, no obstante los inconvenientes del camino: llegar a la meta debe ser nuestro anhelo y empezar nuevamente, es renovarse y mantener la juventud del espíritu.

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